En compañía de Filippo y Quentin, amigos y voluntarios de Aprode, subimos el Volcán Fuego, para observar las erupciones desde cerca.
Después de pasar la noche en el conocido campamento base del Acatenango a una cuota de 3600 metros, despertamos a las 3:30 de la madrugada y nos aventuramos por el sendero que conduce al Fuego pasando por la orqueta de los dos volcanes hasta llegar al camellón del Fuego.
En el limite del Filo del Diablo pudimos presenciar un hermoso amanecer. La niebla no permitió mirar las erupciones que sin embargo pudimos escuchar a una distancia de 200 metros del crater. Los hoyos en el suelo marcan la caída de rocas incandescentes a cada explosion. Pura adrenalina!